Llevo puesta tu camiseta e inhalo tu aroma. Es la única manera que tengo de dormir últimamente. Me resulta imposible conciliar el sueño si no me envuelves. Inhalo profundamente y no me atrevo a exhalar. Vuelvo a inhalar, necesitando olerte de nuevo, sintiendo la necesidad de que estés cerca.
Cierro los ojos y me dejo transportar a unas horas antes, cuando estaba en tus brazos. Literalmente; me estabas sosteniendo contra la pared. Siempre me levantas como si no pesara nada. Ya no estoy hecha una ballena pero aun así tampoco soy peso pluma. Sin embargo para ti es como si lo fuera. Con una facilidad que calificaría de prodigiosa. Con una pasión que solo puede describirse como indescriptible.
Sigo inhalando dos veces y exhalando solo una. Noto que no debería respirar así pero no veo otra manera, necesito exprimir al máximo lo que desprende tu camiseta.
Recreo en mi mente cada movimiento de esta tarde, sintiendo cómo mi corazón se acelera, al igual que mi respiración. Sonrío profundamente recordando tus labios recorriendo mi tatuaje todavía al rojo vivo. Decías que era la única manera de que se curara bien y yo no iba a discutir tu excusa para besar cada parte de mi cuerpo.
Mis ojos empiezan a cerrarse y noto cómo el sueño por fin llega. Me tapo mejor y me dejo invadir por todos estos recuerdos y tu aroma único. Rozo mi tatuaje y siento cómo se está curando bien gracias a tus besos. Dejo que la camiseta recaiga sobre él. Mañana te diré que así se cura mejor también.