Mondays

La verdad que siempre he odiado los lunes. Lo sé, cero original. A nadie le gustan los lunes. Pero de verdad que particularmente nunca me han gustado y tengo razones válidas.

Tengo facilidad para desajustar mi ritmo de sueño. Entonces claro, los fines de semana son un descontrol. Estudies o trabajes al lunes le dan igual tus problemas de sueño. Pensarías que después de cinco días despertándome a horas consideradas decentes mi ritmo se iría regulando. Pero no. La vida es una puta y nos baraja cartas de mierda. En mi caso, incapacidad para regular el sueño. Se acumula y los lunes es cuando más lo sufro.

Pero esa no es la única razón. Los lunes es también cuando profesores y jefes han tenido un momento “you know what?” durante el fin de semana y ahí tienes que estar tú con tu sonrisa para hacer frente a estas nuevas ideas y carga de trabajo. Y claro, como esto ocurre en todas partes pues… ¡todos de mala hostia los lunes!

¿Así cómo me van a gustar los lunes?

Hasta que te conocí.

Fue un lunes. No podía ser de otra manera. Fue de casualidad. Como suelen ser con estas cosas. Había salido de trabajar tarde. Como solía ser el caso.

Estaba en el metro volviendo a casa y tenía la nariz metida en un libro. Por las mañanas no leo porque no me llegan las neuronas. Pero a la vuelta necesito leer. Si no hago este paréntesis mental con un libro, no paro de pensar en el trabajo hasta el día siguiente. Y si ya me cuesta dormir de normal…

Por un momento levanté la vista y te vi. Sentado en frente, leyendo el mismo libro. En inglés, como yo. Mi edición era de tapa dura, del 50 aniversario. La tuya, de bolsillo y muy usada. No debía ser la primera vez que leías Slaughterhouse-Five. Yo iba por la mitad. Me estaba gustando mucho; nunca había leído nada igual. Dejé el libro en mi regazo y sonreí. La primera sonrisa sincera del día. Me levanté para sentarme a tu lado. Estabas tan absorto que ni te diste cuenta.

– Este es mi primer Vonnegut. Buen comienzo para mi iniciación, yo creo. Or would you rather we speak in English?

– Spanish is fine. Es mi preferido de Vonnegut y uno de mis libros favoritos en general.

Con ese simple diálogo, con ese simple nexo en forma de libro, empezó nuestra historia. Nos fuimos a tomar algo y nos alargamos hasta la cena. Intercambiamos números y un beso torpe. Me escribiste al día siguiente y viniste a por mí al trabajo. Otra cerveza que terminó en cena.

Pronto quedó claro que nos unían más cosas que la literatura y pronto, casi sin darnos cuenta, pasaron los meses y llegaron al año. Y luego pasó otro. Y otro. Todos llenos de lecturas, amor, peleas, risas, palabras, caricias y besos. Sobre todo muchos besos.

Hoy es lunes. Desde que duermo contigo no tengo casi problemas de sueño. Desde que me despierto en tus brazos no se me hace tan difícil empezar el día y la semana. También porque te aseguras de que hayan siempre frambuesas para mi desayuno.

Estás en la ducha y me dices que hoy quieres recogerme en el trabajo. Me meto en la ducha contigo y te digo que vale, pero solo si me haces llegar tarde. Desde que estamos juntos también me gustan las mañanas.

A mi jefe no le importa si alguna vez llego tarde, sabe que las horas las cumplo de sobra. Hoy: duro. Mucha carga de trabajo. Unos cuantos you know what pero ahora me los tomo con humor. La perspectiva es maravillosa.

Termino de trabajar muy pasada mi hora. Pero aquí estás, esperándome con un libro envuelto en un lazo. Slaughterhouse-Five, de Kurt Vonnegut.  Me lo acercas. Es tu edición usadísima. Lo abro y veo la dedicatoria:

“Siempre me han gustado los lunes y siempre me ha gustado este libro. Desde que te conozco los amo y a ti también.

Will you marry me and keep sharing both of them with me?”

Te miro. Sostienes mi marcapáginas preferido, el que tejió mi mejor amiga. De él cuelga un anillo.

Definitivamente me gustan los lunes.